• Un objeto familiar: su cama, su almohada, su peluche o un objeto que le dé seguridad
  
• Un rostro querido: una persona cercana a la que se quiere mucho
  
• Un lugar conocido: la entrada de su casa, de la escuela o un camino habitual
  

• Un sonido cotidiano: el timbre, una llave girando en la cerradura
  
• Una voz familiar: la de un padre, madre o persona cercana
  
• En la escuela: el timbre que anuncia el recreo o la vuelta a clase
  

• La sensación de levantar su mochila
  
• La sensación de acariciar a un animal o el cabello de alguien
  
• La suavidad de una tela o de un objeto reconfortante como un peluche
  

• El sabor del chocolate (o su comida favorita)
  
• El sabor de las espinacas (o algo que no le guste)
  
• El sabor burbujeante de un refresco
  

• El olor de su casa o de su habitación
  
• El olor del jabón o de la basura
  
• El olor de un plato que le gusta o que le disgusta
  

• El aire fresco al respirar
  
• La sensación de calor o de frío
  
• La sensación de sed
  

📌 Consejo: No mezcles los sentidos en un mismo ejercicio. Concéntrate en una sola sensación a la vez para facilitar el acceso a la memoria sensorial.

📌 Variante / Extensión:
Cada participante puede proponer sus propios ejemplos, siempre que sean simples, reales y vinculados a un solo sentido.

Enriquecer esos recuerdos añadiendo contexto y movimiento: ampliar un encuadre, prolongar un sonido, percibir una transformación.
Se mantiene la misma base sensorial, pero se le da “vida” mentalmente.

 Del recuerdo de la cama → a toda la habitación → a los objetos que hay en ella → a una persona que entra

 Del timbre → al chirrido de la puerta al abrirse → a alguien que habla o entra

 De la mochila → al acto de llevarla en la espalda → a la sensación de caminar con ella

 Del chocolate → a un pastel o una galleta que lo acompaña → a una bebida

 De la sed → a la acción de beber → a la frescura sentida en el cuerpo